sábado, 3 de febrero de 2018

PUNTO Y FINAL DE ESTA AVENTURA (15/DIC/2017)



Ahora sí. El frío del avión congela mis ideas. Casi mejor.

Cruzando el gran océano dirección a mi mundo, a mí otra realidad.

Ahora si que a partir de este momento comenzarán a ser recuerdos, recuerdos que gracias a este blog espero en más de una ocasión volver a revivirlos. Siempre fue esa una de la mayores intenciones.

No sé muy bien lo que siento. Intento analizarlo y no encuentro la palabra adecuada. Es raro. Me siento extraña conmigo misma. Como si del todo esta historia no fuera conmigo, como si no fuera a aterrizar en Barcelona en unas horas. Me muero de ganas de abrazar a mi sobrina, de verla la cara cuando me vea. De compartir de nuevo con mi hermano y estar unidos de nuevo. De que me llamen mis amigos y quedemos. De pasear por mi Barcelona. De ver a mi padre. Estoy contenta, feliz de regresar. De poder hacer llegar al corazón de las personas que me pregunten, una pequeña sensación de lo que fue para mí este año. De que puedan empatizar, no simpatizar.

Es impresionante experimentar tantas sensaciones. Cuando planeas el viaje esa ilusión que se estanca en tu estómago. Cuando vas tomando decisiones importantes para desarrollar la idea, la inseguridad es tu vestido cada día. Cuando estás a punto de salir de tu zona de confort, ese temor a lo desconocido camina en tu cabeza cada noche con un aura de confusión. Cuando te lanzas a la piscina y la tristeza se representa en tus ojos por dejar tus cosas, tu vida, tu familia. La incertidumbre de cómo será todo de lo que será de mi, de cómo llegaré hasta la ciudad que quiero llegar. Poco a poco con el paso de los días, vas viendo que no es tan difícil, que todo funciona, es entonces cuando te disfrazas de la señora seguridad pero siempre alerta dando la mano a la precaución. Las semanas circulan en ti, y la señora seguridad te hace sonreír, te hace ser feliz. Te hace buscar esos lugares y esa gente que te aportan y te llenan el corazón por dentro, bailando de alegría. Es entonces cuando ... Pum!! Sientes un pequeño dolor dentro de ti, un vacío que crees que no podrás recuperar. La vida es un constante movimiento, nadie se puede estancar, hay que seguir y cada uno por su lado y el lugar siempre estará ahí, y sus calles guardan tus secretos. Pero tú, tienes que aprender el desapego a las cosas y a la gente. Eso es el movimiento. Eso es viajar. Uno de los sentimientos más difíciles de controlar. Los meses pasan y ya no lo sientes igual, ya no lloras tanto cuando te despides, ese vacío se alimenta de esa nueva aventura que vas vivir, otra más. Te das cuenta de que has escrito muchos capítulos y todos empezaban en blanco, y algunos fueron más largos y otros más cortos. Eso es viajar. Seguir creando historias. La pena ya no te inhunda, aparece el sentimiento de agradecimiento por haber compartido este momento conmigo aquí. Siempre lo recordaras. O de haberlo vivido sola, porque ese día no querías relacionarte y querías estar tu contigo misma. Ahí está la libertad, esa señorita que ventea tal cual como el viento en tu piel. Tú eliges que, donde, como, cuando, con quién y porque.

Otro de los mayores aprendizajes de mi gran viaje. He aprendido a querer estar sola y saber estarlo y tener la necesidad de sentirme así. Era una asignatura pendiente en mi.

Y los días pasan y pasan, pero no tienen tiempo. Solo te guías por tus instintos. Las agujas del reloj no ordenan, te da igual si se mueven hacia la izquierda o hacia la derecha. Solo lo sabes por la luz q te guía cada día y la cantidad de amaneceres o atardeceres que cazas. Uno de mis mayores hobbies. La luna te sonríe casi cada noche, diferente a la de España. No importan la cantidad de días sino su calidad. Aprendes a contarlos por las cantidades de noches de hostel que has pagado.

Que maravilloso es vivir, que precioso es viajar. Con tu mochila en mano sin saber dónde vas a parar esa noche. Gracias por dejarme recorrerte mundo.

Latinoamérica... El continente del vivir. Y digo del vivir porque nos pensamos que nosotros sabemos vivir. Pegados a la alarma del móvil, corriendo en las escaleras del metro porque lo pierdes. Ir pensando bajo la prisa, la distancia y el poco tiempo para hacerlo, serio, mirando al suelo o al móvil. Maravilloso primer mundo. ¿Viviendo?

En América Latina, no faltan rincones con música, con sonrisas devueltas, con escucha y calidez. Sus puntos centrales caóticos hacen que haya de todo suficiente para todos. Las no estrictas normas hacen que tu barriga se encuentre más suelta en ese pantalón, por lo tanto más tranquilo, más comodidad ¿por qué no va a funcionar?

Por otro lado, en Latinoamérica te da para vivir o sobrevivir pero pocas veces te da la oportunidad de salir y conocer. Es entonces cuando me doy cuenta que si hubiera nacido allí no hubiera podido vivir estos 14 meses así.

Catorce meses. Catorce meses que quedan tatuados en mi alma, en mi ser. En mi mente y en este papel. Catorce.

Catorce meses guiada, por ti mami. Que me impulsaste a vivir y me enseñaste como hacerlo. Como me encantaría poder abrazarte en el aeropuerto hoy. Como me encantaría poder sentarme y explicarte, contarte y ver fotos. Como me encantaría. Condicional. Te amo, allí donde me esperes.

Catorce meses apoyada mis hermanos. Mi tata, que siempre está preocupada tal como una madre en que me cuide, en que sea feliz y en que disfrute. Que siempre está ahí tendiéndome su hombro y comprendiéndome. Mi Rober, al que tanto he mareado con los billetes de avión. El que me ha mantenido mi entorno y mis cosas en orden. El que siempre me ha enviado fuerza con sus rápidos was y sus vídeo llamadas.

Mi padre, que pasó de no entender porque tomaba esta decisión a orgullecerse de lo que he hecho. Sé que me ha entendido.

Ahora, todo este libro se acaba, y vuelvo a sentir temor. Tengo un miedo ligero a lo que venga, a lo que pase a partir de ahora. Tengo miedo a la rueda, a entrar en el sistema, pero sé que no tardaré, en poco tiempo habré quedado de nuevo invadida pero con una huella en mi, que sé que algo moverá. Solo se, que no se lo que quiero, pero si se lo que no quiero. Solo sé que me va a costar volver a mi vida.

Y solo sé que esto fue un gran sueño de catorce meses.

Gracias vida.



martes, 30 de enero de 2018

LITTLE CORN ISLAND (6 - 14/ DIC/2017)



No buscaba más que la relajación en una playa tomando el sol, leyendo y escribiendo. Era mi última semana de viaje. Corn Island era mi último destino.

A pesar de que vi que el tiempo no me acompañaría, me aferré a lo que quería hacer cruzando los dedos. Era la oportunidad de conocer estas dos Islas. Son dos islas de Nicaragua en el medio del Caribe. Antiguamente colonia británica, por lo que los locales hablan inglés criollo. El vuelo llega a Big Corn Island. Yo decidí ir solamente a la pequeña. Little Corn Island se puede recorrer caminando, no hay medios de transporte, no coches, no motos, no cajeros. Era perfecto como fin de viaje. LLegabas allí desde la isla grande en una lancha, llamada panga.

Dejaba Managua y su calor, y aterrizaba en Big Corn con su lluvia del Caribe y mi nube negra. A pesar de la lluvia la panga salía unas horas después hacia la isla pequeña. Tuve la divertida suerte que me tocó en la última fila de la panga, y podía haber viajado con el snorkel puesto, como hizo Elisa. Esta fue la consecuencia después de 30 minutos en la lancha:

                                                     

Resultado, pasaporte, móvil y dinero empapado. Mis pertenencias de la riñonera. Nunca podré olvidar cada chapuzón, divertido.

Elisa y Toña eran dos españolas pareja, cañeras, aventureras y muy graciosas. Compartimos juntas tres días. Nos recorrimos la isla como si de una jungla se tratara, entre palmeras, cocoteros, lodo por la lluvia repentina ... pero con un buen guía, nuestro niñito Darwin. A quien nadie le había explicado que Darwin era un gran científico. Elisa se encargó. Momento re lindo, como si de un cuento se tratara. Compartimos varias opiniones de viajes y de Nicaragua. Gracias chicas por formar parte de mi viaje.








El viernes y el sábado hizo muy buen día. Así que por ello decidí bucear. Uf... Creo que no podré olvidarlo nunca. Y creo que me he hecho una aficionada loca al buceo. En el buceo de la mañana, fue impresionante el arrecife de coral salvaje en el que me perdí, pasábamos entre agujeros. Y en el último momento, en la parada de tres minutos a cinco metros... Delfines!! Se revolotearon entre nosotros de un lado a otro... Nadaban y se daban la vuelta como que venían hacia a ti. Ufff.... No podía de la emoción, no me lo creía. Con todo y con eso, decidí experimentar un buceo nocturno. Que impresión bajar al otro espacio con una linterna. Pulpo, tiburón, tortugas gigantes, luminiscencia... (Microorganismos que se ven sin linterna, caer como pequeñas perlas y están en pleno apareamiento). Qué maravilla la vida ahí debajo, que recuerdo más inolvidable. Con esto había cumplido mi objetivo de llegar hasta Corn Island. Esto, cubriría el mal tiempo de los próximos días. Gracias vida, gracias!!

Y cuando digo mal tiempo, es mal tiempo. No volvió a salir el sol prácticamente, eso sí tampoco llovió. Pero había viento, viento bastante fuerte. Esto fue el motivo, por el que mi viaje aventurero no podía acabar de otra manera. La última panga hacia Big Corn salió el sábado. Iba para 6 días y me quede 8 y porque salí corriendo! Viví la sensación de estar atrapada en una pequeña isla del Caribe. Los navales no daban salida ni a barcos grandes durante cuatro días. Casi vacía la isla, quedó en una experiencia memorable para siempre, como punto final del viaje. Hubo gente que perdió el avión internacional y todo. Ósea que la cosa era sería.

Durante 4 días compartí mi tiempo conmigo misma, aterrizando y bajando de la nube, y con los chicos del equipo de buceo, que gracias a ellos no me faltaba compañía, ni cerveza ni ron. Y alguna que otra conversación profunda e interesante con Alberto y Raúl, mis madrileños de gran corazón. Gracias!






En el primer barco de carga salí junto con los pocos turistas que quedaban en la isla. Mi alarma sonó tarde y casi no llego, lo que me benefició a hacerme la loca y montarme sin pagar, pues las legañas no me permitían ver dónde comprar el ticket. Menos mal, pues era un abuso de 20 dólares. En un gran viajecito de una hora y media... Increíble, en el que podías tocar de un lado y del otro el agua del mar y del que tenias que protegerte por si te saltaba algún resto de vomito de los laterales. Inolvidable.

                                       

Pie en tierra, aeropuerto, lista de espera, suerte... Chao Corn Island. ¿Podía no haber tenido tanta prisa? Pero ya había hecho mi idea de marchar y ya allí no hacía mucho más.

Ojalá algún día pueda volver a visitarte, Little Corn, con tus azules mezclados del mar y tu verde selvático, destellada por el sol. Maravillosa isla, pequeña, aislada, tranquila y manejable. Diferente cultura, apasionante vida submarina. Eres rica Little Corn. Gracias naturaleza.

NICARAGUA. LEÓN - MANAGUA - GRANADA - VOLCÁN MASAYA - OMETEPE (28/NOV - 05/DIC/2017)


Tras un viaje bastante infernal en horas, incomodidad, recorrido, y compañía (me vi obligada por tiempo y seguridad a pagar un sutthel, medio de transporte en que se mueven todos los guiris y gringos de pelo rubio y habla inglesa sin palabra de español a pesar de llevar 3 meses viajando.... Inentendible y un tema que me calienta bastante, pero no es el momento para entrar en ello... Y tengo que parar porque mis dedos van tan rápido como mi mente ahora mismo escribiendo..hehehe). Bueno, pues eso... Con películas en el inglés sin subtítulos, a volumen alto sin respetar si una quiere dormir, sin papa de español y pelambrera casi platina, en un asiento duro como una piedra y tras un viaje de 16 horas... Cruzada la frontera en la noche, llegando a mi destino a las 3 de la mañana hecha polvo, León. (eso si, a la puerta del hostel)



En mis planes entraba visitar Nicaragua en aproximadamente dos semanas. Ya no estaba libre de tiempo, ya no correspondía a la forma de viajar como antes. Ahora, tenía fecha, fecha de final del sueño. Los días contaban hacia atrás, lo que requería tener un viaje más organizado de dónde quieres ir, calculando el tiempo. Había desparecido esa libertad del viaje. Estaba comenzando el primer cambio, el primer pasito del final. Por ello, lo tenía organizado. León formaba parte de una de las ciudades de pasada. Disfrutaba de su mercado, disfrutaba de sus calles del centro y de nuevo disfrutaba de perderme en una ciudad de Latinoamérica. Con sus voces, su jaleo, su (en ocasiones) suciedad, su carne al aire, mezclada con todo. Su Centroamérica desde la primera baldosa.

En la tarde, tenía todo lo que necesitaba por dentro y por fuera. Mi mochila y yo juntas de nuevo a la terminal de bus. Donde la locura y el vaivén de transportes y gente te traslada a la integración de la ciudad. Me encantan estos momentos. Donde todo el mundo quiere ayudarte, algunos para sacarte el dinero pensando que hablas inglés y otros para que disfrutes de su país. Adoro las terminales de buses de América Latina, donde no hay horario ni aforo en sus busetas. Esta vez, en mi anhelado Nicaragua eran buses amarillos (cedidos por los americanos) los que te transportaban por menos y nada. Nicaragua es el país más barato para el transporte público. Hacia el recorrido León - Granada, cambiando en Managua por 3$. Y quizá es más tiempo, más paradas. Pero no lo cambio por nada del mundo, esa manera de mezclarme junto a los locales, de ir conversando con ellos e intercambiar palabras. Esas miradas fijas que la mayoría de las veces esconden una tímida sonrisa detrás mirándote porque eres diferente a ellos, y no saben de dónde. Me apasiona devolver la mirada achinada acompañada de una bella sonrisa, de confianza y acortando la distancia.Para luego saludarnos y quizá empezar una conversación. Les encanta presentarte su país. Se enorgullecen que una persona de tan lejos venga a conocerlo. Y se interesan de cómo es la vida y las ciudades en la Madre Patria. La tierra que tanto les quito en su momento y les obligó a tanto cambio dejándolos por debajo y sometiendolos. Que mal hicieron los españoles.

                                      

                                      

                                      

Bueno, el caso es que a pesar de ser un viaje con mi mochila en mis rodillas, no lo cambio. Llegaba a Granada. Hasta ahora, la ciudad que más me ha inspirado a España. Con su plaza central llena de carros de caballos y una catedral como índice de la calle principal, donde destacan las casitas bajitas y de colores en un camino empedrado peatonal. Parecía Andalucía.






Allí de nuevo volvía a caer en un hostel de gringos... Donde todos los carteles estaban en inglés y nadie hablaba español, donde los horarios de sutthel de una ciudad a otra eran más que los de las propias terminales de buses locales casi. Me pareció que centro América está organizada para recorrersela de ciudad en ciudad en transporte privado, sin mezclarse en la rica esencia del país. ¿Qué manera es esta de viaje? No más comentarios.

Por suerte, pare poco en el hostel, camine las calles de Granada y comí su plato típico, el vigoron (papa con chicharrón) junto a una niña maravillosa en un mercado que me recordaba a mi sobrina. Pues pensaba que ya debía de tener ese mismo desparpajo que esa niña tenía. La di mi regalito de Navidad, y sé que esa niña nunca, nunca se va a olvidar de su amiguita española, Carmen. A flor de piel, pequeños detalles que se hacen eternos en una vida.




La tarde llegaba y tenía que organizar mi excursión a uno de los volcanes activos de Nicaragua. El volcán Masaya. Gracias al blog de las Low Cost máximas que Olga me hizo seguir, sabía que podía llegar hasta el volcán en transporte público y luego pedir ride hasta el mirador, pagando la entrada de 10$. La excursión organizada eran 20 $. Y tu, que estás al otro lado de esta pantalla pensaras que que rata... Son 10$, ,5 euros de diferencia. Pero es un viaje largo donde las una de esos pequeños detalles importan y la experiencia de la aventura se te queda para siempre. Desgraciadamente, no me atrevía hacerlo sola. no sabía si sería fácil coger ride a la puerta y no sabia si estaba iluminada la carretera donde tenía que esperar un bus de regreso. Así es que cuidando mi seguridad decidí negarme esa aventura y decidí regatear ese tour. Y créeme, que estoy segura que era la única que había pagado 16 $ por ir (10 ya eran de la entrada). Había esperado a los últimos minutos antes de la salida para hacerlo y el hombre se reía diciéndome... Sabes demasiado. Eran ya muchos meses en esa mochila. Muchas entradas y muchos kilómetros.

Admiré la lava del volcán Masaya por la noche y el color anaranjado que pintaba todo su cráter. Aunque puedas imaginarlo como es... Impresiona saber que estás ahí delante de todo ese calor.




Al día siguiente me movía de nuevo. Ometepe. La idea era estar dos días y dirigirme hacia San Juan del Sur. Pero cambié mis planes y decidí quedarme cuatro días allí, tranquila haciendo balance de mis últimos días de viaje. San Juan del Sur era zona de surf del Pacífico, muy turística. Donde cada domingo se celebra Fun Sunday y se llena el pueblo de turistas bebiendo y hablando ingles. Iba escapando de esto, no lo quería, ahora no me apetecía. Así que, decidí omitir de mi viaje San Juan del Sur. ¿Iba a tener unas playas más bonitas de las que ya había podido ver? No lo sé y no quise creerlo.

Ometepe es una isla volcánica en medio de un lago de agua dulce en el centro de Nicaragua. Con una carretera y caminos que recorren las faldas de los volcanes mezclado con abundante vegetación. Un lugar precioso, donde sin moto te falta libertad. Recorrí sus caminos, visité sus poblados y no pare hasta encontrar un enorme papayal. Me bañe en sus piscinas de agua natural maravillosas y me lancé haciendo el Tarzan. Afortunadamente caí en un hostel local donde la dueña tenía problemas en su matrimonio y yo fui su psicóloga de apoyo y de consejos de soluciones. Espero que tenga suerte y sea valiente.

                                      

                                      

                                      

                                      

                                     

                                      





De la isla saltaba a Managua donde nada destaca más que él Couchsourfing que hice. Maravillosa experiencia con gente de barrio compartiendo cervezas antes de coger un avión para mi último destino: Corn Island.

                                     

miércoles, 13 de diciembre de 2017

HONDURAS. UTILA (20 - 27/NOV/2017)




Y tras una gran despedida del equipo de San Francisco, montaba en  mis aviones con mucha suerte... Pues estaba sobrevendido y aún así, pude montar. Sino, ya tenía preparada mi opción B.

Llegaba a San Pedro de Sula, segunda capital de Honduras. Honduras no me llamaba la atención, no tenía nada por lo que detenerme más que obtener el certificado para poder bucear : Open Water.

Utila es una isla pequeñita en el Caribe. Vive totalmente del turismo y tiene poco de atractivo más que la segunda barrera de coral más grande del mundo y sus maravillosos precios para bucear u obtener el certificado. Es una isla que fue una colonia británica, por lo que aún conservan el inglés en sus calles. Los locales, su inglés criollo. Esto aún incentiva más a todos los gringos a visitarla y a sus típicas fiestas de "tequila sin pagar" y "bebida gratis para las chicas esta noche". Bajo un hilo musical americanazo o reguetonero. En lo cual, poco me involucré. Tenía claro a lo que iba,y era mi semana de estar a tope con el buceo.

Creo que nunca podré olvidar la sensación horrible de no verte capaz de poder bucear. En la primera prueba de aguas confinadas, nos sumergíamos a un metro. Uno de los ejercicios era sacarte el agua de la máscara, en el cual entre en pánico. No era capaz de hacerlo, mi mente no sabia ordenar respirar por la boca después de sacarlo. Parece de estúpida, sí pero los nervios y la situación me llevaron a salir del agua agobiada, impotente y llorando. Pensaba que había llegado tan lejos y no iba a poder bucear.  Aquella tarde me quede practicando con el snorkel y con el miedo de que aunque al día siguiente me saliera bien el ejercicio, esto fuera como un precedente a tener miedo bajo el agua a 18 metros.

Al día siguiente todo fue bien y fue bien para todos mis buceos, solo tenía q estar tranquila y relajada y respirar.

Y es que eso es el buceo para mí... Una gran técnica de relajación. Una vez que ya estás abajo, adaptada al otro espacio, solo tienes que dejarte llevar. Flotar, fluir y observar la maravilla que es la otra vida. Sus corales y colores y sus peces. Decir que en tu primer buceo viste una tortuga... Es ser afortunado.  Pues hacían tiempo que no veía una. La emoción me invadía quitándome el miedo y dejando el respeto. Qué maravilla este nuevo hobby.

Por otro lado, pude disfrutar unos días junto a Jorge, mi amigo primo del pueblo. ¡Nunca pensé en encontrármelo! A pesar de que seguía sus pasos en Facebook y en su blog hacíamos casi el mismo recorrido pero con tiempo de distancia. Pero Utila nos unió, después de años sin vernos y pudiendo compartir opiniones sobre la misma experiencia y entendiéndonos. Que buenas conversaciones sobre el viaje, la vida y nosotros. Suerte en tu camino y un encanto de novia.

Despedía la isla por todo lo alto, con Edy. Recomendación de Natty. Nunca falla. Directa a por el Ferry para llegar a cruzar mi última frontera, Nicaragua.

Dejaba atrás Honduras, un país que no me inspiraba donde los maras son dueños de la población bajo la violencia y el abuso, de ahí ver contantemente a gente armada con metralletas, en los supermercados, las gasolineras y por cada calle. Hasta siempre, Honduras.

(Fotos... En la próxima conexión buena de internet para cargarlas!)




 La rica tiendecita donde compraba la comida típica, baleadas. Eran como tacos de pollo, vegetales..



Gracias a este hombre pude volver a cargar mi mochila!!





             Y así llegué a Utila, en un barco carguero más tiempo, menos dinero y gran aventura.


LLENANDO LA MOCHILA DE EXPERIENCIAS (30/SEPT - 19/NOV/2017). CALIFORNIA.



Había un objetivo, no común. Vivir la experiencia y recibir lo bienvenido.

Las piernas ya no me temblaban, mi mente estaba estable y segura. Había trabajado sobre ello. El corazón latía de forma habitual, aparentemente. Era no dependiente para esta nueva etapa del viaje, para este encuentro de nuevo. Negra por el sol y viva de viajar buscaba mi mochila de nuevo en la cinta del aeropuerto, cuando alguien me abrazó. Intenso, como otras veces y lleno de cariño. Pegada a esa seguridad me quedé, con respiración relajada.

Todo nuevo. Película nueva. Escenario diferente. Incluso algo diferentes los personajes principales. Nuevas situaciones unidas a nuevas decisiones y nuevas dificultades. Pero mucha comprensión mutua y apoyo.

No quiero dejar rastro de muchos detalles de esta etapa del viaje. No quiero desarrollar en letras y palabras toda esta experiencia. Solo quiero leerlo en un futuro y recordar que aprendí.

Remarque en mi vida un aprendizaje que ya sabia: no es oro todo lo que reluce y no todo el mundo cuenta la verdad. Ahora de mi mano puedo saber cómo funciona.

Aprendí que cualquier trabajo requiere su fuerza, ya sea física, mental o espiritual. Y pensamos que la física es dura, pero la mental... La mental puede con todo. Tu fortaleza mental, guía tu destino cada amanecer.
Aprendí que todo tiene su técnica y con el paso de los días te haces bueno según la repites y la vuelves a repetir.
Aprendí que una vez más, los desapercibidos pueden casi obrar como quieran sin que nadie les diga nada.
Aprendí a reafirmar que yo no era uno de ellos.
Aprendí a que no lo más perfecto es lo mejor, que no tienes que cuidarlo como que fuera tuyo cuando hay dinero en juego.
Aprendí más que nunca... Que el tiempo es dinero en muchas ocasiones.
Aprendí que la avaricia y la competitividad no te llevan a ningún lado. Hay mucho para todos y había mucho para todos.
Aprendí que mis instintos fallan poco.
Aprendí que los intereses propios y egoístas, solo te llevan a un individualista mayor. Y aprendí a observarlos sin profundizar.
Aprendí que la vida te pone situaciones y personas de las que tienes que aprender constantemente.
Aprendí a darme cuenta que no soy mujer de sitio cerrado, y pocas personas. Que intentó buscar la salida dentro del círculo y sino... Me puede llegar a traer incomodidades. Libertad.
Aprendí a saber cómo te sientes cuando no puedes interceder en casi ninguna conversación y aprendí a saber que es lo que yo haría si eso sucedería al revés.
Aprendí a enfrentarme a nuevas sensaciones y problemas.
Aprendí que dos hacen un equipo.
Aprendí que en la vida tomas decisiones pensando que son las correctas por el poder o la ganancia y luego no es así. Más vale poco y bien, que mucho y mal. Pero nunca lo sabes hasta después. Ni sabes que hubiera pasado si coges el otro camino desde el principio y porque la vida lo quiso así. Curioso.
Aprendí que es difícil desaprender.
En resumen, aprendí  a cuidar un jardín. Y siempre lo recordaré.

Gracias a mi compañero de aventuras, por ayudarme, apoyarme, entenderme. Gracias por otra aventura.

La despedida llega y esta vez... Es la más real.
Asumido.
Estabilidad mental.
Quizá nuevos proyectos que el tiempo decidirá. Ahora, tú necesitas ese lugar. Yo ya no.


domingo, 3 de diciembre de 2017

UN AÑO SOÑANDO (15/OCT/2017)


Un año, 52 semanas, 365 días.

¿Por qué el tiempo pasa tan rápido? Si echo la vista atrás comienzan a ser recuerdos, recuerdos del inicio de esta historia. De esta maravillosa e inolvidable historia, de este trip, del trip de mi vida.

Un año como hoy, después de una gran aventura con la grúa y mi hermano, salía en dirección al aeropuerto donde con lágrimas en los ojos pero repleta de felicidad y fortaleza, comenzaba esta aventura.

¿Cómo pasa el tiempo tan despacio? Si miro el día a día y recuerdo vivencias me doy cuenta de todo lo que he llegado a vivir, a aprender, a luchar y a disfrutar en un año. Todo lo que he conocido, todo lo qué he dejado de conocer, toda la gente con la que he hablado y me he cruzado, con la que he compartido y he reído. ¡Qué de cosas he vivido! Arrepentimientos cero.

Tengo una marca en mi vida, de por vida después de este año. Lo sé. Aún no la noto, pero sé que la tengo.

Gracias a la vida por ofrecerme esto y dejarme disfrutarte. Aquí continúo alargando un poquito más.

Mi simil, como cuando estás en una fiesta y sabes que ya has tenido suficiente, pero aún no quieres ir para casa porque sabes que te lo estás pasando bien y puedes aguantar un poco más.



OAHU (HAWAII) (25- 29/ SEPT/17)


SI NO SI NO SI NO SI NO SI NO..... SIIII!!!!

Asi estaba mi cabeza días antes de tomar esta decisión. Pero es que el precio de la oferta gracias al beneficio de tener un hermano en Iberia, es muy tentador! 140 euros ida y vuelta cuando su precio ronda los 500!! Y es que está a más de cinco horas de avión de SF. Claro, las ofertas siempre tienen su parte mala y su parte buena. La mala, no pude volar el día que quise, el avión estaba lleno y mi maleta estaba en Honolulu con una piña colada esperándome. La buena, o más bien, la recompensa, aquí estoy de vuelta en el avión, en primera clase. Con espacio cómodo y barra libre de comida y bebida.... Really?? Como una princesita. Gracias Rober... No me quites esto nunca, es el mayor regalo que puedo tener cada año,pero sobre todo, este año.

¿Cuándo volveré a poder tener esta oportunidad? Hawai... El otro lado de la bola del mundo. En mi casa de Palencia cuando era pequeña, la giraba muchos grados para poder encontrar Hawaii... Y hoy la tengo a mis pies!

Pues bien... Llena de ilusión emprendía el viaje, era corto pero intenso. No llegaba ni a cinco días exactos pero era mi alcance a nivel económico. La isla de Oahu es la isla más transitada a nivel turístico. De ante mano lo sabía, y prefería ir a otra isla con menos turismo pero en esta había transporte público para poder llegar visitar sin tener que alquilar un coche. Aunque una vez allí, mi valoración cambio totalmente, si quería conocer la isla en tan poco tiempo, necesitaba un coche. Y eso hice, alquile uno por dos días para sentir la libertad de Hawaii.

Llegaba a Honolulu, como siempre sin alojamiento esperando a ver qué me sucedía y que me traía el viento de nuevo. Y es que me encanta esta sensación! Vine hablando un ratito en el avión con James, mi compañero. Un Hawaiano de pura cepa. Si ya me costaba entender inglés, a este señor de la edad de mi padre mayoritariamente le sonreía. Hahaha. Fue súper amable, como todos los hawaianos. Me acompañó a buscar la maleta y me llevo con el en un taxi hasta su casa en Honolulu, donde me invitó a un tentenpie de fruta y me llevo en su coche a dar un paseo por Honolulu y a unas bonitas vistas. Primeras impresiones de Honolulu a manos de un autóctono hawaiano. No podía parar de sonreír. Estaba feliz, re feliz.






Tras el paseo, me aconsejó sobre lugares y me dejo en la calle principal de los hostales, donde allí me acomode en uno. Buscando la oferta.

Honolulu es la capital y localidad más grande del estado de Hawai, en los Estados Unidos. En hawaiano significa "bahía resguardada".. Con cerca de un millón de habitantes y gran parte de ellos asiáticos.

La playa principal es la playa de Waikiki. Dicen que es la mejor playa urbana, y no lo pongo en duda. Torres de altos edificios observan su belleza desde la primera fila. El agua es clara, la arena fina, con palmeras como decoración y surfistas que bailan las olas. Imagen total de Hawaii. Allí pase la tarde, por fin mar de nuevo y la energía solar. Después me dispuse a ir a Diamond Head, una montaña con vistas de la ciudad, pero no me dejaron pasar, tenía horario de cierre. Pero pensé... ¿Que más vistas que las de el avión?






El segundo día fue de esos días que no puedes creer que te pasen tantas cosas. Un breve resumen rápido: quise alquilar coche, en el aeropuerto eran mucho más baratos, así que allí fui, pero como solo tenía el carnet internacional no me dejaron así que perdí la mañana en ir y volver al aeropuerto cargada para nada, finalmente lo alquile de nuevo en Honolulu y cuando ya me relaje y emprendí mi camino hacia el norte... No podía creer que hubiera tal retención en una isla. Así es que a 20 km/h durante un gran rato, me peleaba con el cargador del coche que no hacía buen contacto y me iba a dejar sin gps. Así fue, el móvil se apago, era imposible cargarlo y cogi otra salida y acabe en el sur oeste de la isla. Eso sí... Con un bonito paisaje al menos. Pero para precioso, el atardecer que cacé al llegar a North Shore.

North Shore me hizo pensar mucho en sus playa y en la compañía que tuve. Disfrute un precioso día con Eimy, una chica alemana que viajaba por un año, y era su segundo mes. Qué bonita sensación estar en el segundo mes. Con Tabria, una americana con una buena vibra increíble. Y con Salvatore un hawaiano, que fue nuestro guía del día de playa en playa y mi couch! Las puertas de su casa estaban abiertas para todo el mundo. Y pensaba que maravilloso cuando te encuentras con alguien que te enseña su zona, sus playas secretas, sus accesos, te deja su casa para que te alojes, la buena energía se podía tocar. Qué maravilla, gracias.

Me reí, disfrute, me revolqué en la arena, me revolví en el agua, me apasionó el paisaje y me dio un vuelco el corazón cuando vi tortugas en el mar!! Increíble. Fue demasiado. Con otro maravilloso atardecer, en un mano a mano con Eimy, en una playa solitaria. Gracias









Mi cuarto día quería está sola. No quería a nadie, quería recorrer con el coche desde bien temprano la parte este. Y pararme en la playa que quisiera. Y así fue. Necesitaba ese día para mí, estar sola y disfrutar de ese paisaje, de sentirlo, de olerlo y tocarlo. Porque cada vez que daba la vuelta a un volcán o a una montaña aparecía una vista mejor, una fusión de la naturaleza que me hacía llorar (literal) de la emoción de poder verlo y disfrutarlo. Era increíble, y eran imágenes que están fotografiadas pero por suerte o desgracia no hacen justicia del paisaje. Tienes que vivirlo. De la misma manera que disfrute durante mucho más de una hora siendo un pececito más, me introduje en la vida marina... Entre los bancos de peces preciosos, grandes, coloridos y diferentes... Qué bonito, que de imágenes en mi cabeza para siempre. Y acababa mi día en Waikiki, viendo como el sol se apagaba.










Quería darme un capricho, quería una cena en solitario.
Quería pescado y un japo fue mi elección.
Quería disfrutar.
Quería hacer el balance de esta maravillosa escapada.
Quería sentirme viva amando Hawaii.