Ahora sí. El frío del avión congela mis ideas. Casi mejor.
Cruzando el gran océano dirección a mi mundo, a mí otra realidad.
Ahora si que a partir de este momento comenzarán a ser recuerdos, recuerdos que gracias a este blog espero en más de una ocasión volver a revivirlos. Siempre fue esa una de la mayores intenciones.
No sé muy bien lo que siento. Intento analizarlo y no encuentro la palabra adecuada. Es raro. Me siento extraña conmigo misma. Como si del todo esta historia no fuera conmigo, como si no fuera a aterrizar en Barcelona en unas horas. Me muero de ganas de abrazar a mi sobrina, de verla la cara cuando me vea. De compartir de nuevo con mi hermano y estar unidos de nuevo. De que me llamen mis amigos y quedemos. De pasear por mi Barcelona. De ver a mi padre. Estoy contenta, feliz de regresar. De poder hacer llegar al corazón de las personas que me pregunten, una pequeña sensación de lo que fue para mí este año. De que puedan empatizar, no simpatizar.
Es impresionante experimentar tantas sensaciones. Cuando planeas el viaje esa ilusión que se estanca en tu estómago. Cuando vas tomando decisiones importantes para desarrollar la idea, la inseguridad es tu vestido cada día. Cuando estás a punto de salir de tu zona de confort, ese temor a lo desconocido camina en tu cabeza cada noche con un aura de confusión. Cuando te lanzas a la piscina y la tristeza se representa en tus ojos por dejar tus cosas, tu vida, tu familia. La incertidumbre de cómo será todo de lo que será de mi, de cómo llegaré hasta la ciudad que quiero llegar. Poco a poco con el paso de los días, vas viendo que no es tan difícil, que todo funciona, es entonces cuando te disfrazas de la señora seguridad pero siempre alerta dando la mano a la precaución. Las semanas circulan en ti, y la señora seguridad te hace sonreír, te hace ser feliz. Te hace buscar esos lugares y esa gente que te aportan y te llenan el corazón por dentro, bailando de alegría. Es entonces cuando ... Pum!! Sientes un pequeño dolor dentro de ti, un vacío que crees que no podrás recuperar. La vida es un constante movimiento, nadie se puede estancar, hay que seguir y cada uno por su lado y el lugar siempre estará ahí, y sus calles guardan tus secretos. Pero tú, tienes que aprender el desapego a las cosas y a la gente. Eso es el movimiento. Eso es viajar. Uno de los sentimientos más difíciles de controlar. Los meses pasan y ya no lo sientes igual, ya no lloras tanto cuando te despides, ese vacío se alimenta de esa nueva aventura que vas vivir, otra más. Te das cuenta de que has escrito muchos capítulos y todos empezaban en blanco, y algunos fueron más largos y otros más cortos. Eso es viajar. Seguir creando historias. La pena ya no te inhunda, aparece el sentimiento de agradecimiento por haber compartido este momento conmigo aquí. Siempre lo recordaras. O de haberlo vivido sola, porque ese día no querías relacionarte y querías estar tu contigo misma. Ahí está la libertad, esa señorita que ventea tal cual como el viento en tu piel. Tú eliges que, donde, como, cuando, con quién y porque.
Otro de los mayores aprendizajes de mi gran viaje. He aprendido a querer estar sola y saber estarlo y tener la necesidad de sentirme así. Era una asignatura pendiente en mi.
Y los días pasan y pasan, pero no tienen tiempo. Solo te guías por tus instintos. Las agujas del reloj no ordenan, te da igual si se mueven hacia la izquierda o hacia la derecha. Solo lo sabes por la luz q te guía cada día y la cantidad de amaneceres o atardeceres que cazas. Uno de mis mayores hobbies. La luna te sonríe casi cada noche, diferente a la de España. No importan la cantidad de días sino su calidad. Aprendes a contarlos por las cantidades de noches de hostel que has pagado.
Que maravilloso es vivir, que precioso es viajar. Con tu mochila en mano sin saber dónde vas a parar esa noche. Gracias por dejarme recorrerte mundo.
Latinoamérica... El continente del vivir. Y digo del vivir porque nos pensamos que nosotros sabemos vivir. Pegados a la alarma del móvil, corriendo en las escaleras del metro porque lo pierdes. Ir pensando bajo la prisa, la distancia y el poco tiempo para hacerlo, serio, mirando al suelo o al móvil. Maravilloso primer mundo. ¿Viviendo?
En América Latina, no faltan rincones con música, con sonrisas devueltas, con escucha y calidez. Sus puntos centrales caóticos hacen que haya de todo suficiente para todos. Las no estrictas normas hacen que tu barriga se encuentre más suelta en ese pantalón, por lo tanto más tranquilo, más comodidad ¿por qué no va a funcionar?
Por otro lado, en Latinoamérica te da para vivir o sobrevivir pero pocas veces te da la oportunidad de salir y conocer. Es entonces cuando me doy cuenta que si hubiera nacido allí no hubiera podido vivir estos 14 meses así.
Catorce meses. Catorce meses que quedan tatuados en mi alma, en mi ser. En mi mente y en este papel. Catorce.
Catorce meses guiada, por ti mami. Que me impulsaste a vivir y me enseñaste como hacerlo. Como me encantaría poder abrazarte en el aeropuerto hoy. Como me encantaría poder sentarme y explicarte, contarte y ver fotos. Como me encantaría. Condicional. Te amo, allí donde me esperes.
Catorce meses apoyada mis hermanos. Mi tata, que siempre está preocupada tal como una madre en que me cuide, en que sea feliz y en que disfrute. Que siempre está ahí tendiéndome su hombro y comprendiéndome. Mi Rober, al que tanto he mareado con los billetes de avión. El que me ha mantenido mi entorno y mis cosas en orden. El que siempre me ha enviado fuerza con sus rápidos was y sus vídeo llamadas.
Mi padre, que pasó de no entender porque tomaba esta decisión a orgullecerse de lo que he hecho. Sé que me ha entendido.
Ahora, todo este libro se acaba, y vuelvo a sentir temor. Tengo un miedo ligero a lo que venga, a lo que pase a partir de ahora. Tengo miedo a la rueda, a entrar en el sistema, pero sé que no tardaré, en poco tiempo habré quedado de nuevo invadida pero con una huella en mi, que sé que algo moverá. Solo se, que no se lo que quiero, pero si se lo que no quiero. Solo sé que me va a costar volver a mi vida.
Y solo sé que esto fue un gran sueño de catorce meses.
Gracias vida.